Pues esta es la segunda parte de la serie Crazy Cars y el hecho de que salió apenas un año después del primer juego significa que la gente de Titus no se pasó mucho tiempo haciendo mejoras.
Ok, de entrada notarán las mejoradas (y realmente digo muy mejoradas) gráficas EGA. Luego están los obstáculos en el camino, el cambio de marchas (aunque solo de baja a alta) y ahora hay bifurcaciones en el camino donde puedes desviarte de la carretera principal.
Esta vez ya no estarás conduciendo un Mercedes tampoco, es un Ferrari rojo. La diferencia entre los dos autos (al menos según el juego) es que los Ferraris no pueden saltar, mientras que el Mercedes salta todo el tiempo, el Ferrari tiene la posibilidad de explotar y, a diferencia de un Mercedes, un Ferrari tiene un volante. Así es, si chocas con algo explotarás y si te sales del camino o chocas tu auto demasiadas veces perderás el juego (incluso si aún tienes tiempo en el reloj). En la parte inferior derecha de la pantalla también verás el volante. Así que lo giras para conducir y debes girarlo de vuelta para ir derecho nuevamente. Esto significa que tendrás más control sobre el auto y que el auto puede incluso girar fuera de control.
Tienes la opción de jugar utilizando el ratón pero, honestamente, nunca he entendido como alguien puede conducir un auto con un ratón (me refiero en carreras de computadora). Personalmente me desagrada esta opción, pero es una adición al juego. Además puedes ver más estadísticas en la parte superior de la pantalla, pero aún no son suficientes (aún no sé cuánto me falta para llegar a mi destino).
El juego sigue sin ser nada digno de alarde. Fue lo suficientemente bueno para traernos la tercera parte (Crazy Cars 3, también conocido como Lamborghini American Challenge), pero eso es todo.
Puedes querer darle una oportunidad, puede ser divertido para matar una media hora de tu tiempo, pero dudo que envicies con él.
Parte de la Trilogía Crazy Cars